lunes, 3 de junio de 2013

Cuento de Tomás Castro Pérez

                   El GUSANO QUE QUISO SER MARIPOSA


Esta historia, se inicia una bella tarde de primavera. El viento, cálido, susurraba entre las hojas de los arboles su  invisible melodía. Las nubes se desplazan  en el firmamento. El sol  agonizante emite sus rayos violetas, negándose a morir. El crepúsculo, sinuoso, reclama el lugar que por acuerdo tácito debe cumplirse.

 Las aves se desplazan presurosas, en grupos, formando  figuras en forma de V. Con permanentes y  repentinos cambios, pasan de  la retaguardia  a ocupar la vanguardia;  en forma ordenada, participativa, cada una presta su esfuerzo, sin egoísmos, en busca del bien común y en cumplimiento del tácito acuerdo.

Mientras esto ocurre en los cielos; en la tierra otro drama se desenvuelve. En la rama de un viejo matarraton, un último rayo de sol alcanza a iluminar una hoja, la cual emite un extraño destello. Un huevecillo comienza a moverse, es la causa del destello.

El huevecillo, como manipulado por una mano invisible, se resquebraja, asoman a la superficie dos pequeñas antenitas, seguidas de un lineal y segmentado cuerpecito. La cabecita gira hacia un lado y hacia el otro. Acaba de nacer, pero su instinto, desarrollado durante muchos años de diversas vidas anteriores, le previenen, le advierten, debe tener prudencia. Su instinto de conservación prevalece, y el gusanito regresa a su seguro sitio original. Movimiento oportuno, pués en ese momento, un pajarillo, que busca  alimento, pierde su  cena.

En la seguridad de su guarida original, piensa…, salir a este mundo exterior no le brinda confianza, prevé peligros permanentes a su alrededor, pero una fuerza superior a su instinto de conservación lo impele a salir de su refugio, lo empuja; debe cumplir la misión por la que fue puesto en este mundo, al  que apenas ha logrado olfatear y ya siente tenebroso.

Debe salir, tiene que salir. Su cuerpecillo es una frágil y  débil figurilla, alargada, necesita imperativamente alimentarse; ya no cuenta con el alimento que generosamente le brindó en su oportunidad el abandonado cascaron.

 Su instinto lo lleva a buscar la punta de las ramas, donde encontrará las hojas tiernas, recién nacidas de los cogollos. Desplazarse a ese sitio le exige un esfuerzo descomunal; a pesar de la corta distancia, para él parecen kilómetros.

Días después, el pequeño e indefenso gusanito pasa a  convertirse en un Gusano: grande, gordo, con vistosos y brillantes colores, largas antenas, ojos redondos y vivaces y una voracidad sin límites. Su nuevo escondite o vivienda es una ancha hoja, la cual ha fruncido con filamentos de seda, hábilmente entrelazados. Una mañana, mientras disfrutaba las delicias de las hojas tiernas que abundantemente su árbol  le proporcionaba, un viento inesperado sacude su árbol con una violencia inusual, el pobre Gusano trata de aferrarse con patas y boca, pero al final pudo más la fuerza del sorpresivo viento,  arrastrándolo, cual hoja seca, sin ruta ni destino. Su “vuelo” terminó finalmente sobre un verde césped.

Mira a su alrededor, está desorientado, su corazón palpita mil veces su ritmo normal, su cuerpo expide un olor extraño hasta entonces desconocido.  Se  producen reacciones químicas en su interior. Su pigmentación cambia de colores en   diversos tonos.

  Una tierrerita se posa en la hierba, y como atraída por un imán prodigioso descubre al Gusano, que trata desesperadamente  confundirse con el verdor del suelo tratando de minimizar su presencia. De inmediato lo atrapa, lo lleva en su pico para alimentar  dos hambrientos polluelos, que en un  nido cercano esperan impacientes.

Su cuerpo se contrae, atrapado en las tenazas del ave. El extraño olor aumenta en intensidad, un efluvio, gelatinoso y maloliente, recubre su cuerpo y alcanza  la lengua de la paloma,  obligándola a soltar su presa, llena de repugnancia.

 Nuevamente a volar, ahora en caída libre, su muerte parece segura, sin  embargo, no se resigna, no se entrega, lucha, estira al máximo su maltratado cuerpo, tratando de planear.

 Del alto  promontorio salen pequeños insectos. Estos lo miran, inicialmente con curiosidad, mezcla de perplejidad y sorpresa; mueven sus antenitas, en aparente confusión. Intempestivamente, se lanzan sobre él, quien los mira acercarse en forma agresiva. Vienen en círculos que cada vez se estrecha más. Sus mecanismos de defensa nuevamente entran en acción: Sosteniéndose en sus dos patitas traseras y las dos delanteras, encoge su cuerpo hasta formar un arco, para verse más grande, tratando de impresionar. Esta estratagema no surte efecto ante un enemigo que considera su territorio invadido. Su número aumenta, salen de todas partes, y se siguen acercando amenazadores. El Gusano junta sus patitas traseras con las delanteras,  formando ahora un círculo,  convierte  su invertebrado cuerpo en una rueda, y con un impulso convulsivo se desliza velozmente por la pendiente ladera del promontorio. Unas piedras alineadas a lo largo de una hondonada, en cuyo centro se desplaza una suave corriente de agua, detienen su vertiginosa caída.

 Bajo la sombra  de una roca recobra el aliento, mira su destrozado cuerpo, que sangra por múltiples magulladuras por efecto de  las caídas  y su agitada fuga.

 Levanta la mirada, observa una línea negra, delgada, la cual lleva en su punta una especie de garfio. Retrocede aterrorizado, ante el peligro inminente, contrae y expande su cuerpo en forma rítmica, tratando de alejarse lo más rápido que sus pequeños miembros le permiten. Pero el garfio, cada vez, está más cerca. No hay alternativa. El fin ha llegado. El gusano que soñó en ser mariposa, cierra sus ojos y espera el cumplimiento de lo inevitable. Dentro de unos instantes se convierte en la comida de ese peligroso garfio. Todo ha terminado.

 Un extraño aleteo distrajo al escorpión, y permitió al Gusano seguir con vida. Un sonido susurrante, bajó, amplificado por el costado de las rocas. El Escorpión en forma apresurada, baja el aguijón, y  procede  a esconderse   entre los vericuetos del terreno.

 Un día más ha pasado. El Gusano, a pesar de estar rodeado de espesa vegetación, saciar su incontrolable apetito, y restablecer su maltrecho cuerpo, se encuentra inquieto. Cualquiera de aquellos  árboles o arbustos, podían servirle para su nueva residencia; donde tejería el capullo que lo mantendrá encerrado durante  el tiempo previamente establecido por la naturaleza, dejar su cuerpo de crisálida y poder cumplir con su sueño y objetivo final: ¡¡SER UNA BELLA Y FLAMANTE MARIPOSA!!.

Sin embargo, entre tanta vegetación, el Gusano se siente solo,  triste, las hojas no saben igual. Siente el llamado de su origen. Añora “su árbol”, sentir la seguridad que le Inspiraba, ser  parte de él, recobrar el sentido de pertenencia. Ahora, nada es igual.

Pero el instinto llama, y las etapas deben cumplirse. Su cuerpo comienza a desarrollarse en forma extraña. Gruesos y largos pelos cubren  toda su epidermis. Un gris oscuro remplaza el otrora verde brillante. Crecen protuberancias. Parece, que de un momento a otro, su cuerpo fuese a explotar.

 El proceso de la metamorfosis empieza a desarrollarse. Debe buscar un sitio adecuado donde tejer su capullo de manera  urgente.

Una  rama gruesa, fuertemente unida al tronco, forma un recoveco en forma de horqueta; lo considera un lugar seguro. Decidido, trepa a cumplir su destino. Antes, debe pasar por unas  ramas llenas de verdes y frondosas hojas.

Un  huracán se desata, nuestro Gusano se aferra con todas sus fuerzas. La rama es sacudida con violencia.  La  hoja  en la cual se encuentra rígidamente adherido, se desprende. El viento; cada vez más turbulento, la eleva  más y más, hasta convertirla en un lejano punto en el infinito, y termina perdiéndose,  en la nada….
 
TOMÁS CASTRO PÉREZ       (Autor, Abril 21 - 2013)


○ Después de leer el anterior cuento responde:
   1. ¿Por qué el Gusanito quería ser mariposa?
   2. ¿En qué árbol nació el Gusanito?
   3. ¿A cuántos enemigos se enfrentó el Gusano?
   4. ¿Por qué añoraba su árbol?
   5. ¿Cuáles eran las defensas del Gusano?
   6. ¿Qué ocasionó el desplazamiento de su árbol?
   7. ¿Logra el Gusano regresar a su árbol?
   8. ¿Qué es la metamorfosis?
   9. ¿Quiénes lo atacan en el promontorio?
  10. ¿Qué ayudó al Gusano cuando se enfrentó al escorpión?
  11. ¿Logró el Gusano convertirse en mariposa? 
  12. ¿Qué final le darías tú?

No hay comentarios:

Publicar un comentario